lunes, 1 de septiembre de 2008

Hipocondriaca

Supongo que aunque no es genético, de alguna extraña manera esta manía de imaginar que todo te duele más de lo normal corre en la familia. No malinterpretar, no somos noveleros (bueno yo sí, lo acepto), pero en cuanto estornudo empiezo a pensar en la fiebre alta que me postrará en cama ese fin de semana o cosa parecida. Confieso que fui hasta los límites meses atrás cuando fue necesaria la biopsia de estómago para revisar ese desordenado órgano lleno de imperfecciones y empecé a creer que el cáncer de estómago estaba terminando conmigo y hasta me visualicé amarilla por la quimioterapia.
Y ahora como cereza del pastel, tengo algo en el pecho. No sé qué demonios es, pero tengo un dolor que parecen dos. Y como siempre, ya me diagnostiqué. He elegido tener cáncer de mama. Me siento cercenada de antemano. Imagino que todos me observan la boobie sin ninguna finalidad interesante, sólo médica y detectan algo como muy avanzado. Talvez eso sea por el trauma por el que pasé cuando fui al oncólogo por primera vez para que me auscultara. Fue muy raro el hombrecito de metro cincuenta con gafas y manos que parecían de ama de casa que se pasa el día lavando platos. Me examinó con una tosquedad que me dejó impactada. Y no es que esperara que fuese emocionante el asunto, es sólo que creí que por lo menos el viejo duende me sonreiría para que entrara en ambiente. Nada. Tosco y parco.
Pues bien, este es el drama de la semana. Yo estoy muriendo hasta que el erudito en ciencias médicas diga lo contrario. Sólo espero que esta vez el pequeño galeno me regale una sonrisa y se humecte un poco las manos. Veamos qué pasa...

3 comentarios:

Eva María dijo...

dear;
esa ansiedad me ha llevado cuatro veces a emergencias creyendo que tenía apendicitis cuando sencillamente era dolor de nervios o algo similar...
lo que me consuela de esto es que al menos no vendrá alguna enfermedad a hurtadillas como ocurriría si no le diéramos importancia a lo que pasa en el cuerpo.
Pero hay una cosilla que cura estas cosas al menos temporalmente, y eso... es estar rosa.
besos

Magdalena dijo...

que se humecte las manos? jajajaja Te estás muriendo? Es eso? O es mejor que tengas cáncer para que no sea tu culpa? Si fuese cierto apuesto que querrias vivir más hasta ver a tus bisnietos crecer...
Siempre es así, los humanos tienen o tenemos la incapacidad de ser felices así nomás.

Abigail dijo...

Morir joven es algo que siempre quise. Pero no hay que exagerar. Si querría vivir para ver bisnietos, poco probable. Pero talvez disfrutaría viendo a tus hijos debatiendo quien te cuida y en que casa te quedas esa semana.
Vamos! Que así claro que quiero envejecer.