domingo, 14 de septiembre de 2008

Dosis de sinceridad

No es megalomanía. Se lo juro señores, es sólo que no puedo evitar la verborrea acerca de cómo es que yo estoy en lo correcto y ustedes no. No es sólo por amor propio que digo esto, créanme que también es sentido común.

¿Eso es lo que debería haberles dicho a esos hombrecillos enternados que me entrevistaron para convertirme en un miembro de la PEA?. En realidad no. Aquí empieza la historia que me ayudó a ser terriblemente feliz la semana pasada. Buscaba yo prácticas preprofesionales un tanto más interesantes a las que hago en la actualidad y me di con una convocatoria interesante. Dejé los papeles necesarios y pasados unos días me llamaron a tomar unos exámenes. Llegué relajada y salí histérica. Entré a las 4 y salí a las 7. Era matemática, cultura general, letras, conocimientos y encima para rematar un examen psicológico. Como la paciencia no es mi fuerte y ya acercándose las 7 de la noche, al iniciar el examen psicològico dibujé una niña atormentada con truenos y rayos alrededor, todo con tal de salir de ahí rápido. Di por sentado que esos resultados no saldrían nada bien y a juzgar por el dibujo, si me llamaban, sería para recomendarme un analista.

Pero llamaron y me citaron para la entrevista. Llegué a tiempo y me llevaron a una salita de juntas donde me encontré con dos hombrecitos enternados. Preguntas básicas, información simple, nada de mucha importancia. Hasta que llegó esa pregunta. ¿ERES PACIENTE Y BUENA PARA RESOLVER CONFLICTOS? Y hubiese podido responder con mesura, pero fue como si mi lengua tuviese vida propia. Les dije algo así como : "En efecto, soy una persona bastante paciente y puedo manejar diversas situaciones. Pocas veces pierdo los papeles, pero eso sí, toda conversación debe ser alturada, me disgusta mucho la gente irracional con la que uno no debe perder el tiempo". En cuanto terminè la frase ellos se quedaron mirando. Yo quería estallar en carcajadas pero aguanté hasta el final. Lo que siguió fue correcto, volví con las respuestas que a todo empleador le gustan, pero ya de plano había entrado en un plano de armonía y paz. Y es que era feliz. No me interesaba si me llamaban o no, había metido las cuatro y no me interesaba en lo más mínimo. Salí feliz y sincera, ratificándome en lo que dije. Algunos pueden pensar que el creer que no soy como el resto trae problemas, quien sabe a lo mejor soy más normal de lo normal (valga la redundancia), pero que más da, no caben filosofías ni exámenes de conciencia. Soy feliz, rara, imprudente. Debo reconocer que esto de ser políticamente incorrecta me está empezando a gustar.
Como cantaba con Eva María en épocas pasadas, "I'm so happy life's so good"

1 comentario:

Eva María dijo...

ohhhh

¡te adoro!

Acabas de hacer eso que mi terapeuta (sí, ahora tengo uno que trata de lidiar con mi sensación de cuadriculismo) dice que es lo más saludable del mundo.

Hace un tiempo pensaba, qué pasa si extendemos nuestro cinismo por esto que se llama vida, esto que es cotidiano, en fin... hacer lo que acabas de hacer?

Yo también acabo de pegar un pequeño escupitajo al que la pega de mi jefe... y es que ... esto es tan rico...

I'm so happy, life's so good!!