martes, 12 de agosto de 2008

13

Mañana es 13. Y para ser sincera, no considero que sea un día especial, más bien era la fecha para sacar el cálculo y sorprendernos de cuánto tiempo nos seguíamos aguantando (en el buen sentido de la palabra). Y digo era, porque lo que fue ya no es y mañana encima es 13.
Y hubiese podido llegar a tener 22, pero no los cumplí. Y no es falta de cariño, es neurastenia pura. Es perderle la fe a alguien de a poquitos y pensar que algo se está perdiendo. Mañana es 13 y llegó hoy por tregua, la cual yo ya no perseguía. No tenía bandera blanca para agitar, ni siquiera un pedacito de papel higiénico para sacar del bolsillo y declarar que la fiesta estaba en paz.
Y terminé de hablar de manera mesurada y tranquila, respiré naturalmente y me despedí. Y no le agradecí nada porque eso estaba de más. Porque no cabían más palabras ahí y porque si me quedaba un segundo más, era probable que no me fuera.
Y mañana es 13 y yo cerré la puerta de casa y por un segundo tuve la imperiosa necesidad de salir y decirle que todo era broma, porque con él todo siempre era así. Pero no se pudo esta vez, porque de pronto había aprendido a hablar en serio y las cosas se veían grises.
Porque tuve 2,6,10,16 y 21..pero no 22...y mañana es 13 y soy terriblemente infeliz como lombriz...

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